“Vida y obra”

A lo largo de una prolongada y fructífera carrera, Arturo Mojica ha logrado un estilo único e inconfundible derivado de diferentes corrientes pictóricas. A diferencia de otros artistas, que pintan de manera realista, fieles a las formas y al color de lo que en la pupila de los ojos se refleja, logra a través de un perfecto  equilibrio entre la realidad y  la imaginación, porque lo que el artista ve es la realidad pero lo que su mano plasma, es la reinvención de esa realidad.

Los cuadros de Mojica son contundentemente tropicales, distintos a los que producen los pintores del altiplano, en los que lo trágico y solemne de las culturas prehispánicas está invariablemente presente, en la obra de Mojica campean con libertad y sin complejos de culpa los colores vivos y brillantes, sensuales y gustosos. Naturaleza hedonista que invita a entrar a ese mundo de colores vivos cuyos últimos secretos aún están por descubrirse. El desenfado por los colores, la brillantez y el fuego de los mismos en mucho lo acercan al fovismo.

En otras palabras, se trata de hacer una pintura mas libre, mas dinámica, menos rígida, mas imaginativa, una pintura cuyo ritmo debe estar fincado esencialmente en el color.